El volumen número cinco.EL ENCUENTRO (VOL.V)
Tomás toca como nunca la batería, toca así porque sabe que este puede ser su último concierto. Mañana irá a Lucrópolis, intentará traerse más niñas, niñas “finas” de Lucrópolis. Tiene miedo de que lo agarren y acabe en la prisión Satania, tiene miedo pero su perversión le hace olvidarse de Satania, de Malatesta, de los gritos de las niñas.
Acaba de tocar, el concierto termina. Tomás avienta las baquetas al pequeño público, nadie las agarra, todos fuman, beben, se besan, cogen, pelean.
Tomás va detrás del escenario, toma un cigarro, lo prende, se lo pone en los labios, fuma.
Está excitado, es un hombre agresivo, un hombre impulsivo, le gusta el peligro.
El guitarrista se le acerca, un hombre obeso y peludo, parece un enorme oso, no tiene la mayoría de sus dientes, así que habla con un poco de dificultad.
GUITARRISTA:
Tomy, ¿Ya te enteraste?
Tomás parece despertar del ensueño en el que estaba sumergido.
TOMÁS:
¿Qué?
GUITARRISTA:
Malatesta se fue al infierno.
TOMÁS:
¿Se murió?
GUITARRISTA:
Se fue al infierno.
Tomás sonríe diabólicamente. Le da un buen jalón a su cigarro. Saca donitas de humo.
GUITARRISTA:
Se abrió la tierra y se tragó a Malatesta.
¿Sabías que estamos arriba del infierno?
TOMÁS:
¿Arriba? ¿Te crees Dios o qué? Esto es el infierno. No andes diciendo pendejadas o vas a acabar como Jimmy Boy.
GUITARRISTA:
Me acaba de contar Pepe que se lo trago la tierra, se partió a la mitad la carretera y ahora no podemos salir. Porque el averno nos separa de Lucrópolis.
El rostro de Tomás se torna sombrío. El cigarro se le cae de los labios, el corazón negro se le hace añicos, lo poco que le quedaba de vida se le va.
GUITARRISTA:
Podemos bajar ahí y saludar al buen Lucifer.
TOMÁS:
¿No iremos a Lucrópolis?
GUITARRISTA:
No. No tenemos aeropuerto.
Tomás cae de rodillas al suelo. El guitarrista, gordo, enorme, con su gran melena se pone en cuclillas.
GUITARRISTA:
¿Te pasaste de mota?
Tomás quiere darse un disparo. Esperó esto por mucho tiempo, quiere matar al cerdo del guitarrista en este mismo instante, quiere molerlo y hacerlo pedazos. Pero una voz lo tranquiliza. Es de Susana. Una niña de pelo rizado con chapitas en la cara.
SUSANA:
Ya les llevé sus instrumentos a la camioneta.
El gordo guitarrista la golpea, le da una cachetada en la cara. Susana se soba con la mano. Se aguanta las ganas de llorar.
GUITARRISTA:
¡Te dije que me dejaras mi lira!
Tomás se levanta enfurecido, saca una navaja de su pantalón y se lo clava en la garganta al cerdo.
TOMÁS:
No la vuelvas a tocar. No te atrevas a hacerlo.
Susana no resiste más, llora. Llora porque prefiere los golpes el gordo a lo que le espera en la casa con Tomás, prefiere diez mil cachetadas a volver a su cuarto a volver a compartir la cama con…
TOMÁS:
Vámonos mi amor. Yo te cuidaré.
Tomás toma a Susana de la mano, ésta se la quita. Él la sujeta con violencia y se la lleva fuera.
Afuera Lino y Pirata platican con un hombre. Lino angustiado le reclama al hombre, Pirata trata de calmarlo.
Tomás sale con Susana, ésta llora más fuerte, llora porque no quiere volver…
Lino reconoce ese llanto, lo escuchó cuando los policías fueron por él a su casa y su hijita Susana les pegaba desesperadamente a los policías, les rogaba que lo soltaran.
LINO:
¡Susana!
Tomás avienta a Susana dentro de la camioneta. Sube. Prende la música y ésta suena a todo volumen, suena tan fuerte que los gritos desesperados de Lino, son simples suspiros.
PIRATA:
Cálmate Lino.
LINO:
Es Susana. ¡Mi hija! Tenemos que seguirlo.
PIRATA:
¿Qué? ¿Y cómo?
LINO:
No sé. ¡No sé!
El hombre hace sonar las llaves de su coche, de su mustang negro.
HOMBRE:
Denme doscientos y los llevo.
Tomás maneja su camioneta. Está algo deprimido, pero al ver a Susana sonríe. Recuerda la primera vez que la vio, vendía chicles fuera del café Dog, en Lucrópolis. Tomás la vio y le dijo que le daría trabajo, que la ayudaría, ella inocente, aceptó. Recuerda que esa fue su primera tocada en Lucrópolis, y la primera vez que vio a Susana.
Susana no para de llorar.
TOMÁS:
Llora, es bueno que llores. Sanas tu alma.
Yo no soy nadie para pegarte.
Pasan cerca del lago, es la ruta para llegar a la pocilga de Tomás. El olor es insoportable.
TOMÁS:
Tápate la nariz, pequeña.
El mustang negro impacta la camioneta a una gran velocidad. Pirata lo maneja, el dueño está amarrado y golpeado en la cajuela. Lino desesperado le dice que pare. Pero es demasiado tarde, la camioneta vuela, da vueltas y cae cerca del lago. Tomás sale volado de la camioneta y se hunde en el lago.
LINO:
¡Para! ¡Para pendejo! ¿Qué hiciste?
PIRATA:
Rescaté a tu hija.
Pirata frena bruscamente. Lino baja enseguida, corre hasta la camioneta que se encuentra al revés. Se mete por la ventana. Susana no tiene ni un rasguño, parece ilesa pero sus ojos están entrecerrados, ya no puede seguir viviendo en un mundo así, su vida quiere terminar y su alma descansar.
LINO:
Susana, mi vida.
SUSANA:
¿Papi?
LINO:
Sí, soy yo.
SUSANA:
Ya no quiero ir con él. Ya no puedo…
LINO:
No, ya no tienes que aguantar más, no más.
SUSANA:
¿Me lo prometes papi?
LINO:
Sí, ya verás. Ahora vas a irte a un mejor lugar, a donde nadie te va a hacer daño.
SUSANA:
¿Me iré de aquí?
LINO:
Sí, donde descansarás.
SUSANA:
¿Tú vendrás?
LINO:
Tal vez después te alcance.
SUSANA:
Te esperaré papi. Por siempre.
Susana cierra sus ojos. Su vida se va. Su corazón deja de palpitar, ya no sufrirá más, ya su alma descansa. Lino esboza una sonrisa que deja entrever una tristeza pero a la vez una satisfacción y paz profundas.
Lino siente como un aguijón le atraviesa la espalda. Se le escapa una lágrima de sangre. Tomás, sale del lago, el lago Zattania que con su porquería convierte a los hombres en los monstruos que son. Convertido en una horrible cucaracha con aguijón, Tomás le saca el aguijón de la espalda. Lino cae al suelo. Pirata espera de pie. Tomás se acerca a él, arrastrándose, todavía no se acostumbra a su nuevo cuerpo, unas nuevas patas salen de sus costados, pero aun son muy pequeñas, tiene un aspecto baboso.
PIRATA:
No, no merezco la dicha de morir. Yo debo seguir penando en este infierno, igual que tú.
No hay descanso para nuestra alma.