2010

Hola, bienvenidos a esta trinchera, si es que hay alguien que viene...los fantasmas inexistentes y yo les damos la bienvenida. Un saludo y déjense sumergir en las entrañas...

jueves, 24 de septiembre de 2009

Recordando a Baudelaire, a las 8:08

El «yo pecador» del artista
¡Cuán penetrante es el final del día en otoño! ¡Ay! ¡Penetrante hasta el dolor! Pues hay en él ciertas sensaciones deliciosas, no por vagas menos intensas; y no hay punta más acerada que la de lo infinito.
¡Delicia grande la de ahogar la mirada en lo inmenso del cielo y del mar! ¡Soledad, silencio, castidad incomparable de lo cerúleo! Una vela chica, temblorosa en el horizonte, imitadora, en su pequeñez y aislamiento, de mi existencia irremediable, melodía monótona de la marejada, todo eso que piensa por mí, o yo por ello -ya que en la grandeza de la divagación el yo presto se pierde-; piensa, digo, pero musical y pintorescamente, sin argucias, sin silogismos, sin deducciones.
Tales pensamientos, no obstante, ya salgan de mí, ya surjan de las cosas, presto cobran demasiada intensidad. La energía en el placer crea malestar y sufrimiento positivo. Mis nervios, harto tirantes, no dan más que vibraciones chillonas, dolorosas.
Y ahora la profundidad del cielo me consterna; me exaspera su limpidez. La insensibilidad del mar, lo inmutable del espectáculo me subleva... ¡Ay! ¿Es fuerza eternamente sufrir, o huir de lo bello eternamente? ¡Naturaleza encantadora, despiadada, rival siempre victoriosa, déjame! ¡No tientes más a mis deseos y a mi orgullo! El estudio de la belleza es un duelo en que el artista da gritos de terror antes de caer vencido.

lunes, 21 de septiembre de 2009

A MEDIANOCHE ME ATERRO DE MI DESPRECIO

No sé por qué soy un imbecil que desprecia todo lo que le da Dios y aun así le pide más. Busco entre las migajas del mundo.
Vagando por noches sombrías, me pierdo a mí mismo. Tiro por la ventana mis anhelos y me encierro en la nada.
Desde mi lecho veo la vida pasar; a través de la pantalla de cristal mis deseos encontrarse.
Lloro de rabia, después. Me arrepiento y me niego, grito y mi voz se convierte en lluvia.
Me desvelo por nada y me duermo por todo. Busco al insomnio y me escondo ante el descanso.
Mutilo mi carne para después ofrecerla a mis más bajos deseos, más tarde trato de sanarla en sus ojos y en sus palabras, pero me es inútil, siempre caigo al abismo que soy yo mismo.
Soy un imbecil porque es lo que soy. Le seguiré pidiendo a Dios y él me dará, lo despreciaré y él me dará aun más hasta que entre los dos me destruya y muera, reviva y vuelva a morir para siempre.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Ciudad amada, Ciudad odiada (El paraíso perdido)

Ciudad amada, Ciudad odiada (El paraíso perdido)

De entre un cielo oscuro
Breves destellos del sol mitigado
Mojan rostros y almas mutilados,
Rocían a la ciudad nunca consumada

Ríos que en buenos tiempos gozaban de agua
Ahora sin más que piedras secas
Fluyen rebosantes de sangre
Atestada de plomo y narcóticos

En la calle lacerada un niño se arrastra
Con su perro famélico y marchito
Llegando a la avenida ven cabezas rodar
Y a los cuerpos inanimados que nunca se escondieron

Ciudad amada, ciudad odiada
La lluvia arrastra tu inmundicia
Hacia un mar que fue testigo
Del paraíso que en realidad nunca has sido

Así, el día busca exorcizar los demonios noctívagos
Sin saber, quizá, que el día y la noche
Son uno mismo bajo el cielo enrojecido
Y el aire corrompido

Levantada sobre los cerros
Mi ciudad amada, mi ciudad odiada
Llora mares porque el hombre…
Nunca le permitió ser el paraíso perdido


By F. Rangel E.

martes, 1 de septiembre de 2009

Esperándote un día

Esperándote un día

Hoy estás tan distante
Ayer estabas, incluso, en mi costilla

El tiempo avanza, lento por mi piel
Levantando cada una de sus escamas

El cielo y el alba me gritan en los ojos
Que no te tengo, que te has ido

El mar me arrastra a su inmensa soledad

Ya en el crepúsculo púrpura
Me digo que no volverás

Llega la noche y me acuesto frío
en la arena negra
Me cubre la soledad repleta de silencio.
Sólo silencio.

By F. Rangel E.