2010

Hola, bienvenidos a esta trinchera, si es que hay alguien que viene...los fantasmas inexistentes y yo les damos la bienvenida. Un saludo y déjense sumergir en las entrañas...

jueves, 4 de febrero de 2010

Miedo. Miedo. Una tarde lluviosa. Miedo.

Miedo. Miedo. Miedo. La húmeda tarde es gris y al menos por el día de hoy el sol no saldrá, se acerca la noche y con ella la oscuridad, la luna y las estrellas hoy no nos mirarán...
Miedo. Miedo. Miedo.
La sangre que siga cubriendo las aceras, los desiertos, las barrancas, los ayuntamientos, etcétera, no se verá. El cielo oscurece, el sol está allá arriba, lo sé...lo creo, aunque en realidad no lo sé. Espero que esté ahí.
El plomo, el miedo, el miedo, el miedo, el fuego abrasará este país sin piedad. Sólo quedarán cenizas. Miedo. Nadie nos protegerá, no hay sol, rota la luz.
Dios mira, Dios escucha, Dios responde, pero no responde. O no sé cómo responde.
Estoy bien, pero ellos no, ellos sufren por sus hijos perdidos, otros sufren por una bala perdida, a otros no les importa acabar dieciseis, treintaiseis, seis, una vida. Otra cifra más.
El sol, el sol, el sol, la lluvia continúa, dicen que hace frío, pero no lo siento, siento el miedo, sí.
Yo no me puedo proteger, tú no te puedes proteger, necesitamos un protector. Vulnerables somos, no hay duda. La lluvia seguirá, no cesará, incluso si el sol se asoma por una grieta entre las nubes grises.